Gemma Gargallo

A lo largo de mi vida he vivido ataques de ansiedad, depresión, adicciones, trastornos de alimentación, he vivido de cerca la enfermedad mental... Absorbida por el trabajo y sin mucha motivación, ni sentido en mi vida. Varios fueron los detonantes de mi sufrimiento. Hasta que me di cuenta que el amor de los demás no podía llenar el gran vacío que sentía dentro de mí.

A mis 28 años viví, además, una experiencia inesperada que me causó mucho miedo y dolor. Lo que me mantuvo con fuerzas fue meditar, algo que ya hacía de forma espontánea tiempo atrás. De repente, un día, algo dentro de mí despertó. Y empecé a cuestionarme de forma más urgente: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué quiero hacer aquí?  

Ahora, soy testigo de que una relación saludable conmigo misma es posible y que mi deseo primordial es estar al servicio para la evolución de mi alma y del alma humana.

He aprendido que lo más importante es la relación de amor conmigo misma, el respeto y la compasión hacia mí. Y es por ello que lo tomo como una brújula y pongo mi atención en cuidar esta relación conmigo a diario. Y des de este cuidado hacia mí, quedan reflejadas e impregnadas las relaciones de mi entorno. 

Des de que soy mamá, mi vida ha vuelto a cambiar completamente. Mi hijo Riu es el gran espejo que me ayuda a seguir creciendo y conociéndome a mi misma y aprender sobre la vida. Maternar des del respeto, el cuidado, la pausa interna y poder vivir la experiencia en compañía es ahora mi intención y mi deseo para todas las mamás.